La Técnica Alexander
El cambio implica llevar a cabo una actividad en contra del hábito de toda la vida.
Frederick Matthias Alexander
¿Qué es la Técnica Alexander?
Es una práctica para reeducar la mente y el cuerpo. Tiene como objetivo mejorar el movimiento, el equilibrio y la coordinación. Nos ayuda a observar y reconocer nuestros patrones de movimiento así como a entender la importancia del pensamiento en el propio movimiento.
¿En qué consiste una clase?
El profesor nos irá guiando con sus manos y de manera verbal en movimientos sencillos y cotidianos (sentarnos, levantarnos, caminar…), para que nosotros adquiramos conciencia gradualmente y vayamos explorando nuevas posibilidades de estar en el espacio y de movernos. Se requiere una participación muy activa del alumno, no es una clase de relajación. Aunque es verdad que aunque no sea una clase de relajación después del proceso el alumno se sentirá probablemente más relajado y también con más energía.
¿Cuáles son sus fundamentos?
- Uso: Alexander llama uso a la forma en que reaccionamos ante cualquier situación que se nos da. Él dice que “el uso afecta al funcionamiento”. Esto significa que si el uso es algo que podemos elegir, podemos elegir también de manera indirecta cómo funcionamos, de manera eficaz o no.
- Apreciación sensorial poco fiable: Al observarse de forma tan minuciosa y sistemática, Alexander se dio cuenta de que lo que él sentía que estaba haciendo no estaba ocurriendo en realidad, y al revés. Llegó a la conclusión de que no podía fiarse de sus sensaciones más que de una observación objetiva.
- Hábitos: reacciones familiares ante un estímulo, que tenemos todos de manera inconsciente y que interfieren con nuestro uso.
- Inhibición: llamamos inhibir a no consentir, no permitir una reacción habitual ante un estímulo, o sea, un hábito. Es decirle NO al hábito. Esto en Técnica Alexander también se llama “parar” y es precisamente donde empieza nuestra libertad: si paro, creo un tiempo en el que puedo observarme, elegir, e ir por otro camino distinto al habitual. Alexander dice que cuando dejamos de hacer lo incorrecto, lo correcto aparece. Fundamental aprender a darnos tiempo y a parar.
- Dirección: las direcciones no son algo directo, como “niño ponte recto” o “tú, echa para atrás los hombros”, sino que son algo indirecto con lo que mandamos mensajes a nuestro cerebro para que se alargue, se suelte y se expanda. Tienen más que ver con el deseo que con una autoridad hacia nosotros mismos, podríamos llamarlos como una invitación al buen uso.
- El control primario: es como se conoce en Técnica Alexander a la relación dinámica que hay entre cabeza, cuello y espalda.
¿Qué nos puede aportar?
- Mejor equilibrio.
- Mejor coordinación.
- Reducción del dolor.
- Mejora en funciones corporales (digestión, sueño, respiración…)
- Confianza.
- Mejor atención.
- Mayor conciencia hacia nosotros y nuestro cuerpo.
¿Qué no es la Técnica Alexander?
- No es una terapia, porque implica un papel activo por parte del alumno (por eso nunca se le llama “paciente”)
- No es una clase de relajación, aunque probablemente nos va a hacer sentir más relajados.
- No es un masaje, aunque a veces pueda resultar muy agradable.
- No es una solución rápida a problemas que podamos tener, es un camino en el que tenemos que tomarnos tiempo. Aunque es muy probable que podamos ver y sentir cambios esperanzadores desde el principio.
- No es un procedimiento directo. Vas a trabajar en poner las mejores condiciones para que tu cuerpo funcione de la manera más óptima posible.
- No es teoría, es pura experiencia.